Manifiesto día del libro 2021 • Jesús Carrasco
Estas palabras están dirigidas a ti, que todavía estás a salvo de la lectura. Que todavía no te has encontrado a solas con tu primer libro inolvidable. Quería darte la enhorabuena. No es que me alegre de que la lectura no esté entre tus hábitos. No es eso. Lo único que pretendo
es avisarte de que estás en un momento maravilloso:
el que precede a ese primer encuentro a solas con tu primer libro importante.
Busca en tu memoria. Seguro
que en tu vida ha habido muchos
de esos momentos que anteceden al gozo: justo
antes de darle el primer
bocado a tu plato favorito, cuando el aroma que sube del plato te hace la boca
agua; antes de ver a esa persona
a la que tanto echas de menos;
justo antes de vivir con intensidad uno de esos partidos
históricos para tu equipo. Tú, que todavía no has sentido como un libro te roba
horas de sueño; que todavía
no te has metido en la piel de Madame Bovary, que no has seguido el curso del río Nilo hasta sus
fuentes. Que no has vivido en los árboles, que no has bajado al centro de la
Tierra, que todavía piensas que Don Quijote estaba loco. Te envidio, y de ahí mi
enhorabuena, porque todavía tienes tanto por
descubrir. Lo que daría yo por estar en tu piel. Por volver a ser aquel
niño que se encontró un mediodía primaveral a solas con su
primer libro. Un primo me trajo un álbum de Astérix que había sacado del bibliobús que pasaba por su pueblo. En Torrijos,
donde yo vivía en aquel momento, ni siquiera había biblioteca municipal. Recuerdo
que habíamos terminando de comer y yo todavía
tenía un rato libre antes
de regresar a la sesión de tarde
del colegio. Saqué una silla de enea a la parte trasera del patio de la casa de mis
padres. Debía de ser marzo o abril. El estómago lleno, la tibieza del sol, los
primeros brotes en los arriates, el
olor de la última humedad del invierno, el fresco musgo entre los cantos que
empedraban el suelo. Esa fue mi antesala gozosa. El momento irrepetible al que tú todavía tienes acceso. Abrí aquel libro y te
juro que, durante un rato, yo me hice de papel y me sentí al lado de aquel
guerrero menudo y de su compañero, el tallador de
menhires. Y me reí viendo a los romanos
huir despavoridos y me relamí comiendo jabalí asado
y noté la paz que transmitía el druida de aquella aldea de locos.
Ese fue el primer asombro que un libro me produjo. El último, anoche mismo, cuando terminé rápido de cenar para meterme en la cama y abrir la novela que ahora estoy leyendo. Ese libro todavía
no ha terminado. A lo largo del día de hoy he sentido la tentación de dejar
lo que estaba haciendo para leerlo durante un rato. Pero he preferido
no hacerlo. No quiero que se termine tan pronto. Quiero que me espere esta
noche en la mesilla, que me de
algunas horas más de gozo. De una felicidad que no puedo explicarte porque, la única forma de entenderla, es haberla sentido
y la única forma de sentirla es haber leído.
No importa que esta noche no sea tu
momento. Solo te pido que no abandones la idea. Date la oportunidad de
encontrarte con ese primer asombro. No te desalientes si no lo consigues a la
primera. Tendrás que probar con más de un libro
hasta que llegue
el que te haga sentir
eso que todavía
no puedes explicar. Pero querida amiga, querido
amigo, cuando llegue ese día, te aseguro que no querrás parar de leer. ¿Y sabes lo mejor? Que a tu lado
siempre habrá una librería, una biblioteca pública o un bibliobús. Solo tendrás que hacerte un pequeño carnet para abrirle la puerta a tantos momentos de felicidad. Si eres de las personas
a las que no les gusta leer y, aún así, has llegado hasta el final de este texto, quizá sea el momento
para que le preguntes a un amigo, a un familiar o a tu bibliotecario por un
libro que te haga sentir bien.
Feliz día del libro 2021.