miércoles, 20 de abril de 2016

PABLO ALBO, mañana con nosotros...

¡Pues es que estamos muy contentos! Mañana, día 21, Pablo Albo estará en nuestra Biblioteca para contarle cuentos a todos los niños de Urda. Mientras lo esperamos, los más pequeños, le han confeccionado unos cuantos bigotes para que no se aburra con el suyo y lo pueda intercambiar. Aquí cerquita, en la barra lateral derecha, te hemos dejado un enlace para que los veas todos. Y si clicas en este enlace PABLO ALBO DOMADOR DE PALABRAS, entrarás en el mundo mágico de Pablo y entenderás nuestra alegría.  

viernes, 15 de abril de 2016

Fiesta lectora con Javier Caboblanco...


Pues teníamos muchas ganas de una fiesta lectora, ya sabéis que para amar la lectura lo mejor es estar entre libros, y nuestros invitados no nos decepcionaron, acudieron a nuestra llamada, fueron muchos, llegaron con mamá y con sus carritos. Algún llanto, alguna carrera, en fin esas cosas que suceden cuando somos pequeños y somos muchos. Javier contó, cantó y nos hizo figuritas de papel. Gracias, Javier, ya sabes que te queremos. Y para finalizar unos globos y unas chuches, que no pueden faltar en ninguna fiesta que se precie.

14 de abril, jueves

lunes, 11 de abril de 2016

Las Sinsombrero, miércoles 13 de abril, a las 17:00 horas en la Biblioteca de Urda...

Blasa Ruiz, Urda 1882- 1967. Catedrática de Historia. El CAI, Centro de Atención a la Infancia, lleva su nombre. Fotografías cedidas por Josefa Guillén.
Las Sinsombrero es un documental que recuerda el trabajo de mujeres olvidadas de la primera mitad del siglo XX, para recuperar, divulgar y perpetuar su legado. 


Escritoras: María Teresa León, Rosa Chacel,  Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Josefina de la Torre. Escultoras: Marga Gil Roësset. Pintoras: Maruja Mallo. Filósofas: María Zambrano.

Nosotros queremos reivindicar también el trabajo de la urdeña Blasa Ruiz. Blasa Ruiz se graduó en 1902 como Maestra de Primera Enseñanza Elemental y en 1904 se graduó como "maestra de maestras" en la Escuela Normal Superior de Maestras de Madrid. Impartió su docencia en las Escuelas Normales de Logroño, Segovia y Córdoba. En 1913 se incorporó como catedrática de Historia en la Escuela Normal de Mujeres de Toledo. Militante de Izquierda Repúblicana, para Blasa Ruiz la cultura y la educación eran el arma fundamental para la regeneración del país, identificada siempre con los postulados educativos de la Segunda República. Hoy el Centro de Atención a la Infancial lleva su nombre. 

¡Te esperamos!


viernes, 8 de abril de 2016

CLUB DE LECTURA: LA AVENTURA DE LOS MOLINOS...

CERRO CALDERICO. Foto: Renato López Baldó. Tomada de la Web: Turismo Consuegra
El 22 de abril de 1616 moría en Madrid Miguel de Cervantes Saavedra, al día siguiente, 23 de abril, era enterrado en un convento de Trinitarias Descalzas. Este año a los 400 años de su muerte celebramos el AÑO CERVANTES, el Club de Lectura de Urda, mañana nueve de abril, junto con los Clubes de Lectura de la Asociación El Libro de los Clubes nos vamos a celebrarlo a Consuegra, pueblo de la manchega llanura. Será nuestra particular Aventura de los Molinos. 


Aquí estamos todos: Añover de Tajo, Bargas, Cabañas de la Sagra, Consuegra, La Puebla de Almoradiel, Mascaraque, Mocejón, Noblejas, Ocaña, Olías del Rey, Palomeque, Pantoja, Urda,Villaluenga de la Sagra y Yepes.

Capítulo VIII Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación.

En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: 
 -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. 

jueves, 7 de abril de 2016

Sin los libros nada somos. Día del Libro en Castilla-La Mancha 2016

Castilla-La Mancha celebra desde 1992 el Día del Libro como uno de sus acontecimientos más multitudinarios y queridos. Desde entonces, ha sido tradicional que un autor vinculado con la región, dedique unas palabras, unas reflexiones personales en torno a la importancia del libro y la lectura para su difusión en forma de Manifiesto cada 23 de abril.
Este año, en el que celebramos el IV Centenario de la muerte de Cervantes, celebramos también el primer centenario del nacimiento del dramaturgo alcarreño Antonio Buero Vallejo, quien además, tuvo el honor de ser el primer autor en realizar, en 1992, el Manifiesto por el Libro en Castilla-La Mancha. Por este motivo, desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, se ha querido recuperar el Manifiesto de Buero Vallejo de 1992. Tan vigente hoy como hace 24 años.




SIN LOS LIBROS NADA SOMOS

Vivimos en el mundo y sin él nada seríamos. Para vivir en él, para contribuir a su difícil esplendor y a su siempre anhelada humanización; para que él a su vez nos fecunde y perfeccione, precisamos indefectiblemente de los libros: hay que escribirlos  pero,  sobre todo, leerlos. Y el mundo también los necesita. Si nada seríamos sin él, nada sería el mundo sin ellos. Poco sabría el mundo de sí mismo si no leyéramos lo que es y lo que no es; muy poco sabríamos también de nosotros mismos sin esa inmensa biblioteca creada por los seres humanos esa guía del mundo en que moramos mas también de nuestros propios enigmas y problemas. Nuestro vivir depende del contorno inmediato, pero hoy, y cada día más, del vasto contorno inexorable que llega incluso hasta las galaxias. De ahí, la necesidad de conocerlo y de conocernos.

¿Se le puede dar la vuelta al mundo en 80 libros? Tal vez sí, al menos en un primer recorrido iniciático, pues los mejores libros son, a su modo, certeras pistas del viaje inacabable que a él nos acerca y, asimismo, a los misterios de nuestra propia personalidad.

El aluvión de los medios audiovisuales generado por la "cultura de la imagen" podrá acaso parecerles a muchos suficiente para el acceso a cuanto el planeta y nuestros semejantes pueden ofrecernos y aun a cuanto acertemos a interrogarnos acerca de nuestras realidades más íntimas, pero si fomentase el abandono de la lectura llegaría quizás a ser funesto para la magna aventura de nuestra especie. No nos engañemos: antes y después de esa cultura visual hay que partir siempre de los libros y regresar siempre a ellos. Igual que la palabra viva de todo buen maestro, la mejor información de las pantallas de televisión o de los ordenadores nos es utilísima, pero no anulará la imprescindible frecuentación del libro que la expone a fondo; la mejor novela trasladada al cine o al vídeo no puede superar el sosegado saboreo de su lectura. Y aún cabría añadir: la mejor escenificación de una gran obra de teatro la abrillanta y la culmina, más no suplantará al libro que la ha originado y que permanece después que ella se esfuma.

Pero ¿dónde están los libros? Incontables personas forman su biblioteca particular: la de los volúmenes profesionalmente útiles, la de los preferidos para el deleite y la distracción, la de los que agrada releer. No todas pueden, sin embargo, acopiar esa colección, modesta aunque sobrepase a 80 libros predilectos, ni todas pueden adquirir siquiera, en esta época de tanto desarrollo pero de hartas escaseces, los libros que desearían. Los pueblos que aspiren a culturizarse han de consolidar por ello su red de Bibliotecas Públicas, donde, si tampoco es posible encontrarlo todo, sí se halla mucho más de lo que un pobre hogar podría reunir. Niños y niñas pueden enriquecer en ellas su sensibilidad con los más fascinadores cuentos infantiles, Muchachos y muchachas, satisfacer su sed de aventuras, sentimientos y, fantasía, allí la persona adulta descubrirá el incomparable gozo de la gran obra literaria; quienes estudian dispondrán allí de textos que iluminen decisivamente su tarea.

Emprendamos, pues, la vuelta al mundo y a nuestro propio interior mediante los libros. Somos personas porque leemos y, lo seremos cada vez más si no pasamos día sin lectura. Y el mundo en que vivimos lo es por los libros que lo reflejan. La ciencia, el arte, el pensamiento, no existiría sin ellos. Las Bibliotecas nos esperan siempre; sus estantes nos reservan  no  sólo  auténticos  placeres,  sino  buena  parte  de  nuestra  verdadera madurez.
¿Quién, que lo comprenda, querría resistirse a tan limpia llamada?
Antonio Buero Vallejo (1916-2000)





lunes, 4 de abril de 2016

Día del Libro 2016, aquí va un cartel anunciador...


9 de abril: Viaje del Club de Lectura a Consuegra con otros clubes de Toledo para conmemorar el Año Cervantes.

13 de abril: Proyección del documental “Las sinsombrero”, en la Biblioteca, 17:00 horas.

14 de abril: Javier Caboblanco en la Biblioteca, 18:00 horas, Fiesta Lectora para los más pequeñines. Los niños del C.A.I.

20 de abril: V Ruta Literaria por las calles de nuestro pueblo. Ven por la Biblioteca para recoger tu poema. Este año se la dedicamos a Doña Blasa Ruiz. Salimos a las 17:00 horas de la Biblioteca.

21 de abril: Pablo Albo en la Biblioteca, mañana de Cuentacuentos para todos los niños del Colegio. 


”Leer es crecer”



viernes, 1 de abril de 2016

2 de abril, Día Internacional del Libro Infantil...

El 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento de Hans Christian Andersen se celebra el  Día Internacional del Libro Infantil. Te dejamos el cartel y el mensaje de este año.



Erase una vez…

             
Erase una vez una… ¿Princesa? No.
Érase una vez una biblioteca. Y érase también una vez una niña llamada Luisa que fue a la biblioteca por primera vez. La niña caminaba despacio, tirando de una mochila de rueditas enoooorme. Observaba todo con admiración: estantes y más estantes repletos de libros. Mesas, sillas, almohadas de colores, dibujos y carteles en las paredes.
— Traje la foto — le dijo tímidamente a la bibliotecaria.
— ¡Muy bien Luisa! Voy a inscribirte. Mientras tanto puedes ir escogiendo el libro. ¿Sabes que puedes llevarte un libro a casa?
— ¿Uno sólo? — Preguntó decepcionada.
En ese mismo instante sonó el teléfono y la bibliotecaria dejó a la niña con la tan difícil tarea de elegir un único libro en la infinidad de estantes. Luisa arrastró su mochila y buscó, buscó hasta que encontró su libro favorito: Blancanieves. Se trataba de una edición de tapa dura, con hermosas ilustraciones. Con el libro en la mano empujó su mochila de nuevo y, cuando ya estaba a punto de salir salir, alguien le tocó el hombro. La niña se dio la vuelta y casi se cae para atrás del susto: nada más y nada menos era el Gato con Botas con su libro en la mano, ¡digo, entre las patas!
— Buenos días, ¿Cómo estás? — le dijo haciendo una reverencia.
— Luisa, ¿Acaso no te sabes de memoria todas esas historias de princesas? ¿Por qué no te llevas mi libro El Gato con Botas, que es mucho más divertido?
Luisa con la boca abierta no sabía qué decir.
— ¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el gato? — Bromeó.
— ¿Eres el Gato con Botas de verdad, verdad?
— ¡Si, en persona, digo, de carne y hueso! Llévame a tu casa y sabrás todo sobre mi historia y la del Marqués de Carabas.
La niña, de tan perpleja, solo conseguía asentir con la cabeza. El Gato con Botas, con un toque de magia regresó a su libro y, cuando Luisa estaba a punto de salir de la biblioteca, volvió a sentir un toque en el hombro. Era ella: "blanca como la nieve, colorada como la sangre y con cabellos negros como el ébano". ¿Adivinaste?
— ¡¿Blancanieves!? — dijo Luisa anonadada.
— Luisa, llévame contigo también. Esta edición — dijo mostrándole su propio libro — es una adaptación auténtica del cuento de los hermanos Grimm.
Cuando la niña estaba a punto de coger el libro, el Gato con Botas apareció molesto:
— Blancanieves, Luisa ya escogió. Vete con tus seis enanos.
— ¡Son siete y no seis! ¡ Y ella aún no ha escogido! — le dijo Blancanieves roja de cólera.
Los dos miraban a la niña esperando una respuesta:
— No sé cuál llevar...quería llevármelos todos...
De repente, sucedió algo increíble: fueron saliendo de los libros… Cenicienta, Caperucita Roja, Rapunzel. Un equipo completo de princesas de verdad:
— Luisa llévame a tu casa — le suplicaban todas.
— Yo sólo necesito una cama para dormir un rato — dijo la Bella Durmiente mientras bostezaba.
— Solo cien años — dijo el Gato burlándose.
— Puedo limpiar tu casa, pero de noche tengo una fiesta en el castillo del ....
— ¡Príncipe! — gritaron todos.
— En mi cesta tengo torta y vino. ¿Quién quiere? — Ofreció Caperucita.
Y continuaron apareciendo más personajes: el Patito Feo, la Vendedora de Fósforos, el Soldadito de Plomo y la Bailarina:
— ¿Luisa podemos ir contigo? Somos los personajes de Andersen — pidió el Patito Feo que tan feo… no era.
— ¿ Tu casa está calentita? — preguntó la Vendedora de los Fósforos.
De repente, delante de todos, apareció un lobo enorme, peludo, muy peludo, con los dientes afilados: ¡El lobo feroz!
— Lobo ¿por qué tienes esa boca tan grande? — le preguntó Caperucita por costumbre.
— Yo les protejo — dijo valientemente el Soldadito de Plomo.
El Lobo abrió la boca y… ¿Se los comió a todos? No. Solo bostezó de tanto sueño y les dijo con calma:
— Tranquilos. Sólo quería darles una idea. Luisa se lleva el libro de Blancanieves y nosotros entramos en su mochila que es muy grande.
A todos les gustó su idea.
— ¿Luisa nos dejas ir contigo?
— ¡Claro que sí! — Dijo Luisa abriendo la mochila.
Los personajes hicieron fila y fueron entrando uno a uno:
— ¡Primero las princesas! — dijo la Cenicienta.
Al final aparecieron también los personajes brasileños: el Sací, el Caipora, una muñeca de tela que no para de hablar, un niño muy loquito, una niña con una cartera amarilla, otra con la foto de su bisabuela pegada al cuerpo, un pequeño rey mandón. Todos entraron.
La mochila pesaba más que nunca. ¡Cómo pesan los personajes! Luisa llevo el libro de Blancanieves y la bibliotecaria anotó todo en su ficha.
Poco después la niña llegó a casa feliz. Su mamá le preguntó desde la cocina.
— ¿Hija, llegaste?
— Síííí, mami, llegamos.

Escrito por Luciana Sandroni
Traducido por Elisa Toledo
Revisado por María Sampayo Bouza
Ilustrado por Ziraldo